Mela Bosch

Mela Bosch, nueva directora del CAICYT

El Centro Argentina de Información Científica y Tecnológica (CAICYT) es un organismo fundado por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en 1958 con el objetivo de resolver los problemas de información de los investigadores. Su nombre original fue Biblioteca e Información Bibliográfica hasta 1962, cuando cambió su nombre por Departamento y en 1976 fue nombrado como se lo conce hasta hoy. En sus orígenes su visibilidad era muy intensa en el ámbito bibliotecológico, siendo un referente obligado ya que sus servicios colaboraban con la tarea del bibliotecario especializado en temas académicos y de investigación científica. A partir de 2013 el CONICET le ha otorgado el grado de instituto y por primera vez ha llamado a concurso para la elección de su director, responsabilidad que ha sido ganada por la profesora Mela Bosch, quien ha asumido al cargo este 29 de abril pasado y con quien este Boletín ha mantenido una entrevista exclusiva:

¿Qué desafíos le presenta a usted conducir el CAICYT?
Encuentro que tenemos por un lado desafíos de tipo institucional;  cuando el Dr. Salvarezza me comunicó que en CONICET están muy contentos con esta etapa de institucionalidad del CAICYT, comprendí que este concepto de institucionalidad tenía para él y para los miembros del directorio  un alcance no sólo normativo-administrativo, es decir el hecho de haber explicitado las misiones y funciones del organismo y haber llegado a dotar al Centro de una dirección elegida según el Reglamento Nacional de Concursos, sino el de haber llegado con mucho esfuerzo a una nueva esta etapa con el sentimiento de certeza, transparencia y estabilidad  institucional que tengo el honor de empezar a recorrer; y me siento confiada de recorrerla con el trabajo conjunto de todos los miembros del CAICYT y el soporte de CONICET.

¿Sabía que tiene sobre sus hombros la responsabilidad de darle al CAICYT el brillo que supo tener cuando fue inaugurado hace más de medio siglo?
Claro, ese parte del desafío institucional que se debe completar con lo técnico y lo profesional: que el CAICYT retome su espacio de referente en los aspectos del tratamiento de información científica. Deseo además tributar mi respeto y reconocimiento a los directores del CAICYT con los que he tenido el privilegio de tener contacto anteriormente. En primer lugar Ricardo Gietz, a quien conocí en los años 80 y que supo abrir un espacio para actividades pioneras en tratamiento documental en Argentina. Recuerdo aquel pionero grupo de lenguajes de indización que se planteó en un momento oscuro de nuestra historia donde la idea de que la información puede ser representada en manera dinámica aportando al vocabulario de nuestra profesión conceptos como tesauros o análisis terminológico. Aprecio también especialmente a Tito Suter, quien con su proverbial modestia y lucidez marcó líneas aún vigentes en la tratamiento de nuestros recursos informativos. Asimismo recuerdo  cordialmente a Cecilia Mabragaña con la que compartí reuniones, esperanzas y proyectos para una mejor flujo de información en el Mercosur. Por último me queda mencionar a bibliotecarios y documentalistas que formaron parte del Centro cuya trayectoria ha sido reconocida a nivel internacional como Mónica Allmand y, finalmente, Hugo García que ya no está entre nosotros.  Espero retomar ese camino con la pasión de todos ellos.

¿Mantendrá los servicios que ofrece tradicionalmente el CAICYT?
Sin duda, y aún más, de acuerdo con todo lo venimos hablando lo que ahora se impone es, por una parte, la capitalización y ampliación  de las competencias acumuladas por la institución que se refiere a los aspectos de recursos humanos  y, por otra, la tangibilización y visibilización de los recursos en lo que se refiere a los productos y servicios tanto para usuarios internos como para usuarios externos.

¿Cuáles son las nuevas ideas que a corto plazo pondrá en marcha? Es decir, ¿qué es lo novedoso que usted como profesional ha decidido incorporarle?
Los diez primeros años de este milenio nos están mostrando un concepto diferente de competitividad. Los objetivos y los actores, es decir las personas y sus intenciones, que salieron por la puerta del pragmatismo operacional, entran por la ventana de la cultura organizacional y la valoración de la información diferenciada y flexible. En ese sentido en el aspecto institucional pensamos que lo importante es centrarse alrededor del  proceso completo de generación, acumulación, representación y transferencia de la información perfilándola de manera accesible con la mayor riqueza semántica en diferentes plataformas y soportes de información estructurada y no estructurada.

¿Cuál es el plantel que la acompañará? ¿De cuántas personas está compuesto?
El equipo es el que tenemos actualmente en el Centro. Somos 40 personas conmigo incluida. Se trata de un personal con larga experiencia y, como dijimos, procuraremos ser más propositivos en los aspectos de valoración de los recursos humanos y también profudizar su formación y profesionalización, ya que de este personas solo un pequeño número de no más de diez son bibliotecarios, una falencia que esperamos encontrar la manera de cubrir.

¿Cuál era su actividad previa antes de ganar el concurso por el cual está desde ahora a cargo de los destinos del CAICYT?
Uy! Tengo mucho para decir, dado mis años… Mi primera formación es en Letras, mucho después realicé una maestría en Ingeniería de software en la Facultad de Informática de la Universidad Nacional de La Plata; me especialicé en manejo documental en empresas en la Biblioteca de la Universidad Jaume I de Barcelona y en comunidades virtuales en Milán. En líneas generales tengo larga experiencia como consultora y dirigiendo proyectos para tratamiento temático de bases textuales,  catálogos automatizados, lenguajes controlados, bases terminológicas y ontologías. Fui profesora titular en el Departamento de Bibliotecología de la Universidad Nacional de La Plata, docente de la Facultad de Informática de la Universidad Católica Argentina y docente invitada  para  cursos de posgrado y seminarios en terminología y tecnologías documentales en varias universidades: Nordeste, Mar del Plata, Córdoba.
Viví en Milán desde 2002 hasta 2011 donde trabajé en manejo documental y lingüístico en empresas privadas y fui investigadora del proyecto Integrated Level Classification de la sección italiana de la International Society for Knowledge Organization (ISKO). Regresé al país y desde fines de 2011 me ocupo en la Biblioteca Nacional Argentina de la dirección técnica del acervo digital anotado de literatura argentina,  una selección  digitalizada y organizada temáticamente de obras fundantes de la cultura y literatura argentina.

¿Qué le ofrecerá el CAICYT a la comunidad bibliotecológica a partir de ahora con usted en la conducción?
En el plan institucional que elaboré para mi concurso,  que ahora he puesto en circulación en el CAICYT para perfeccionar con la experiencia de sus miembros,  planteo dos líneas fundamentales: la primera es la capitalización y ampliación de las competencias acumuladas por la institución en lo que se refiere a los aspectos de recursos humanos (un paso concreto es conocer las competencias acumuladas por la organización con una metodología de autoanálisis de competencias) y la segunda, como comenté, es la tangencialidad y visibilidad de los recursos de la institución. Para lo cual planteo puntualmente la necesidad de integración al interior de la red institucional (OPAC colectivo y colaborativo de CONICET), desarrollo de una plataforma interna integrada de CAICYT para información no estructurada y contrucción colaborativa de conocimiento y profundización de la profesionalización hacia el interior y hacia el exterior apertura de canales de acceso a la web institucional hacia la web 3.0 y la web semántica.
Finalmente, un tema importante sin el cual no se completa lo que venimos hablando, es la propuesta de que CAICYT con otros organismos del país se transforme en referente para estudio, difusión y propuesta de la Norma ISO 26000 de responsabilidad social, en la que —a mi modo de ver— la información juega un rol central. Es una norma impulsada por Brasil, India y algunos países escandinavos y nuestro país fue uno de los primeros que adhirió a ella. Pienso que esta norma inaugura una nueva tendencia. Así como los 90 fueron los años de las normas de calidad con sus ventajas para la  productividad pero con la desventaja de ser despersonalizadas y hasta despersonalizantes; esta norma nos muestra que no hay calidad sin responsabilidad social.  No es una norma de certificación obligatoria o verificación como las ISO 9000, sino que es una norma propositiva, de determinación de voluntad de llegar progresivamente y adaptativamente a estados sostenibles,  lo cual abre un nuevo camino en los aspectos de estandarización en el mundo. Creo que va a ser útil al ámbito bibliotecario porque es una referencia externa, explícita, perfeccionable y compartible sobre nuestro accionar hacia el interno y hacia la nuestra comunidad con calidad, el respeto y la comprensión de nuestro entorno y de las personas.

Fuente: BOLETIN INFORMATIVO ELECTRONICO del Centro de Estudios sobre Bibliotecologia de la Sociedad Argentina de Informacion. ISSN 1667-6351